En efecto, se recuerdan muy pocas programas gubernamentales que, con el objetivo inicial de hacer el "bien" para su pueblo y contribuir a su desarrollo, hayan causado a este un mayor e irreparable daño como lo infligió el llamado Gran Salto Adelante.
Mao Zedong ejecutó severa e inflexiblemente el
Gran Salto Adelante. Original aquí
|
El otro gran objetivo de la campaña fue la industrialización del país. Para lograr este cometido, el líder comunista trató de hacer de la producción de acero un sector emergente en China. Se llevó a cabo, pues, una desmesurada movilización de campesinos hacia el sector del acero, pretendiendo con esto el "Gran Timonel" construir una imagen de una nueva China, socialista e industrial, si bien los exorbitantes esfuerzos destinados al acero -de pésima calidad y muy poco o nada competitivo, por cierto- hicieron olvidar la agricultura. Las cosechas dejaron de ser recogidas, e ingentes toneladas de alimentos se pudrían mientras millones de personas morían de inanición.
Pese a las críticas recibidas desde varias alas del partido, Mao se mantuvo fiel a un plan que consideraba del todo acertado y, lejos de aceptar las propuestas alternativas de sus compañeros de partido, emprendió una maliciosa purga en el seno del mismo, destinada a eliminar a todos aquellos militantes entre los que se pudiera apreciar un mínimo atisbo de disidencia.
Hay que destacar, empero, que las condiciones climáticas tampoco fueron especialmente favorables. Las catástrofes naturales asolaron durante esos tres años el país, perdiéndose cosechas enteras, millones y millones de toneladas de alimentos. Con todo, no era la primera vez que se daban en China catástrofes de estas características, que jamás habían causado tantos estragos como los que resultaron del Gran Salto Adelante. Sería ingenuo, pues, achacar el fracaso de estas políticas única y exclusivamente a unas condiciones climáticas adversas que se habían dado igualmente en épocas anteriores. La responsabilidad última del hundimiento de la campaña -que por su propia naturaleza estaba condenada, ya desde el principio, al más rotundo fracaso- fue del desastroso gobierno de Mao Zedong y, concretamente, de este último, que pese a las recomendaciones recibidas de los altos directivos de su partido prefirió continuar hasta el final empleando la coacción y las amenazas de encarcelamiento, tortura y ejecución, como bases de funcionamiento de su proyecto, implacablemente liderado por el mayor genocida de cuantos la historia ha conocido.
La tasa de natalidad cayó espectacularmente en China
durante el Gran Salto Adelante, contrariamente a la mortalidad.
Original aquí
|
El Gran Salto Adelante se nos aparece como un indicio más de que el colectivismo y la supresión de la propiedad privada, lejos de solucionar problemas, los agrava hasta el punto de hacerlos irresolubles. La ineficiencia y la eterna condenación al fracaso son intrínsecas a este tipo de políticas que a día de hoy, por el propio peso de la evidencia empírica, parecen, afortunadamente, haber sido descartadas en prácticamente todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario