martes, 25 de octubre de 2016

NIGERIA: EL GIGANTE AFRICANO

Como parte de una reciente tarea universitaria consistente en la elaboración de un informe económico referido, en mi caso, a los países del oeste de África, procederé a exponer un breve comentario económico-político-institucional de los últimos años 200 años de historia de uno de estos países: Nigeria.

La República Federal de Nigeria es un Estado soberano localizado en África occidental, colindante con Níger al norte, Chad y Camerún al este y Benín al oeste. Hacia el sur el país se abre al Océano Atlántico por medio del Golfo de Guinea. Dividida en 36 estados y un distrito federal -el Territorio Capital Federal de Abuya-, su forma de gobierno es la república federal presidencialista. Su capital es Abuya, aunque es Lagos, con más de 13 millones de habitantes, su ciudad más poblada.

Nigeria es un país con una amplia y dilatada historia, envuelta en la agitación y en la convulsión, y que se remonta a mucho antes de su colonización por parte de los europeos, concretamente de los británicos. Y es que desde su independencia Nigeria ha pasado por diversas formas de gobierno y organización política, viéndose involucrada en varias guerras y sufriendo reincidentes golpes de Estado.

Antes de su colonización, en el actual territorio nigeriano, coexistían potentes y complejos reinos junto con desarrolladas ciudades-estado asentados en el Delta del Níger, económicamente prósperas gracias al comercio de esclavos y de aceite de palma con los europeos, así como pequeñas tribus sin una clara organización política. Es de destacar, además, que a lo largo de su historia moderna y contemporánea, la zona que hoy día conocemos como Nigeria ha estado dividida, oficial y exxtraoficialmente, en tres grandes regiones geográficas definidas por los grupos y etnias que en ellas habitan: el norte, con predominio de los grupos Hausa y Fulani; el oeste, dominado por los Yoruba; y el este, tradicionalmente la región más rica en recursos, poblada fundamentalmente por los Ibos.

La presencia europea en la zona de África occidental siempre se explicó debido al comercio transatlántico de esclavos, extraordinariamente activo entre los siglos XVI y XIX, y que continuaría incluso después de su abolición en el primer tercio del siglo XIX. Las expediciones británicas en el Delta del Níger en torno a 1830 hicieron que Gran Bretaña, que hasta ese momento no se había mostrada especialmente interesada en el control de la zona, decidiese intervenir activamente en su ocupación, si bien no sería hasta el año 1861 cuando los británicos emprenderían su primera anexión de parte de Nigeria, ocupando la ciudad de Lagos y convirtiéndola en una de sus colonias. En 1885 los británicos establecen, en virtud de lo acordado en la Conferencia de Berlín, el Oils River Protectorate o Protectorado del Delta Nigeriano, situación que sería aprovechada por varias compañías comerciales inglesas que, gracias al apoyo y consentimiento del gobierno del Reino Unido, se establecieron en la zona y lograron hacerse con el monopolio comercial en el Delta del Níger.

En 1897, Frederick Lugard asume el control del norte de lo que hoy día conocemos como Nigeria. En 1900 se crearía el Protectorado del Norte de Nigeria, con Lugard como alto comisario, que en 1914 se unificaría con el anteriormente fundado Protectorado del Sur. Se había consumado así la unión de la Colonia de Nigeria, que, sin embargo, debería hacer frente desde el primer momento a numerosos problemas.

Las diferencias étnicas y religiosas entre diferentes tribus y territorios eran más que evidentes, como también lo era la gran divergencia existente entre las zonas costeras, más abiertas a la modernización y a los estilos de vida occidentales, y las zonas del interior, más arcaicas y subdesarrolladas en términos generales.

Bandera de la antigua colonia británica de Nigeria
En 1960, Nigeria alcanzó su independencia. El nuevo Estado nigeriano adoptó en un primer momento la monarquía como forma de gobierno, con la reina del Reino Unido, Isabel II, como Jefa del Estado, el cual se organizaría en una estructura federal con tres regiones (Norte, Sur y Este) que disfrutarían de una amplia y holgada autonomía cada una de ellas. En 1963, la monarquía dio paso a la república como forma de gobierno, y las primeras elecciones generales celebradas al año siguiente resultaron ser boicoteadas por uno de los partidos presentados a las mismas, la Gran Alianza Progresista Unida, que pasó, no obstante, a ocupar el poder. Comenzaban a gestarse en Nigeria las prácticas corruptas, de manipulación de los órganos e instituciones estatales y de fraude electoral que tan frecuentes serían en la recién independizada nación.

Niña severamente desnutrida durante
 la Guerra Civil de Nigeria
En 1970, los Ibos de la región este -muy abundante en yacimientos de petróleo- proclaman la independencia de la zona con el nombre de República de Biafra, que declaraba así su emancipación de Nigeria. Comenzaba pues la Guerra Civil Nigeriana (1967/1970), especialmente cruenta y encarnizada, y que se saldaría con la victoria de Nigeria y la disolución de la efímera e infructífera República de Biafra, cuyo territorio se anexionaba nuevamente a Nigeria.

En 1975, con el pretexto de ampliar aún más la autonomía de los estados federados nigerianos, se producía en el país un golpe de Estado. Así, se convocaron nuevas elecciones en 1979, aunque las acusaciones de corrupción y fraude electoral achacadas al partido vencedor, el Partido Nacional de Nigeria, llevaron a un nuevo golpe de Estado en 1983, cuyo resultado sería la suspensión de las libertades democráticas. Contra este régimen se gestó otro golpe de Estado en 1990, que acabó en fracaso y fue duramente reprimido.

Los violentos episodios protagonizados por el régimen en el poder aislarían internacionalmente a Nigeria, cuyo gobierno se vio forzado a celebrar elecciones democráticas en 1997 y en 1999, esta última con victoria del llamado Partido Democrático Popular (PDP) que, entre nuevas acusaciones de fraude electoral, ocuparía el poder con su líder, Olusegun Obasanjo, al frente del gobierno nigeriano durante dos mandatos consecutivos. Siguiendo las directrices del Fondo Monetario Internacional, el PDP -en el poder hasta mayo de 2015- pronto adoptaría medidas liberalizadoras de la economía, tales como la privatización de empresas públicas o el ajuste financiero; así como la congelación salarial.

Vista de la ciudad de Lagos, la más poblada de Nigeria
En la actualidad Nigeria es, con aproximadamente 181.500.000 habitantes, el país más poblado del continente africano y el séptimo del mundo. Su economía, tradicionalmente basada en la agricultura, ha pasado a convertir al petróleo -del que depende el 70% del presupuesto estatal- en su gran protagonista, y creció entre 2005 y 2014 a tasas muy próximas al 7% anual. Desde 2013, además, Nigeria es la mayor economía de África tras sobrepasar a Sudáfrica, si bien sigue manteniendo un PIB per cápita muy inferior al de este último. Por otra parte, el banco de inversiones Goldman Sachs contempla a Nigeria como una de las once economías más prometedoras del mundo en lo que a inversión y futuro crecimiento económico se refiere.

Sin embargo, Nigeria es un país extraordinariamente inestable desde el punto de vista político -como bien venimos deduciendo de su evolución histórica- donde la corrupción y la prevaricación son, por desgracia, noticias a las que los nigerianos están ya muy acostumbrados. Los enfrentamientos por motivos étnicos y religiosos son también más que frecuentes en un país donde la acción terrorista de Boko Haram causa pavor en las regiones del norte. Por otra parte, la precariedad sigue siendo uno de los principales problemas a resolver en Nigeria, con un 60% de su población en situación de pobreza extrema. Nigeria crece y crece demográficamente -la ONU estima que para 2050 será tras India y China el país más poblado del mundo-, pero los habitantes del gigante africano, con todo, no terminan de incorporarse a la globalización.

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